sábado, 8 de enero de 2011

Cocina divertida - Huevos fritos sin huevos

COCINAR CON EL ALMA

COCINAR CON EL ALMA
Preparar la comida y comer juntos no es solo calmar en hambre. En torno al fuego, es fácil compartir mucho más que simples alimentos.
Aunque no estemos en casa y trabajemos fuera, el ámbito de la nutrición nos pertenece. Cocinar y ofrecer el alimento puede ser vivido como una prisión en relación a nuestras ansias de libertad y autonomía; o ser redescubierto como el mayor potencial femenino. Tenemos los pechos para amamantar, los brazos para acunar, las palabras para explicar, el cuerpo para cobijar, la paciencia para esperar, la profundidad para comprender, la constancia para ver crecer y el amor para cocinar el alimento material y espiritual. Las mujeres estamos hechas a imagen y semejanza de la tierra: generosas, húmedas, fértiles, receptivas. Es verdad que la histórica dominación de los hombres, cuando estábamos encerradas en ese territorio de cacerolas y sartenes, nos ha dejado un sabor amargo. Pero también lo es que podamos cambiar el paradigma y apropiarnos con entusiasmo de ese lugar nutricio, caliente e intenso que es donde se cocinan y se tejen los alimentos de toda la familia, las emociones y los amores. Podemos experimentar un contacto genuino con nuestra alma femenina, con nuestras antecesoras, cocinando alimentos sabrosos, naturales, saludables orgánicos y sencillos. La cocina puedes ser un sitio de encuentro, un rincón donde conversamos, abrimos el abanico de sentimientos y compartimos recuerdos, olores, gustos y sinsabores. Cocinar con alma es un modo de ofrecer cariño, palabras recuerdos y canciones. Si somos felices juntos, el niño comerá cualquier alimento, pero no si la tristeza, el miedo o los enfados llenan nuestra vida. En esos casos, el niño sentirá que no puede incorporar nada, porque si abre su estómago, se llenara de negatividad y desesperanza.
Si los adultos no sabemos qué nos pasa o si sabiéndolo no se lo contamos al niño, este no entenderá el mundo emocional familiar y, entonces, no podrá introducir nada. Y comida, menos.
Laura Gutman
Terapeuta Familiar.